La cultura popular está
plagada de referencias al póker y, si nos paramos a hacer un recorrido por
el papel que ha jugado el póker en los diversos formatos de cultura y
entretenimiento a lo largo de los años, podemos percatarnos de la importancia
que ha tenido y de lo recurrente que es representar, de un modo u otro, una
partida de póker en un lienzo, una fotografía o una grabación filmográfica.
Y es que el póker ha dado
contexto a algunas de las mejores historias literarias y cinematográficas del
último siglo y medio. Autores como Ian Fleming han utilizado el póker para
contar sus historias (el creador de James Bond inició al famoso espía
inglés James Bond en una frenética partida de póker en la novela Casino
Royale), y en el cine infinidad de westerns se han ambientado en páramos
donde siempre había timbas de póker y donde normalmente se enfrentaban algunos
de los personajes de la historia.
No obstante, si existe una
referencia conocida mundialmente en la que el póker tiene un papel
protagonista, sin duda es el famoso cuadro de los perros jugando al póker. En
realidad, se trata de una serie de cuadros en la que los canes son los
protagonistas y son representados en múltiples escenas jugando sobre una
mesa de póker.
Un fragmento de este cuadro puede
verse en la segunda adaptación cinematográfica de El Secreto de Thomas Crown,
cuando un Monet es falsificado sobre otra copia del famoso cuadro de Cassius
Marcellus Coolidge, a quien se le atribuyen las 18 obras que muestran a perros en
diferentes actitudes. De estas 18 composiciones, en la mitad de ellas los
perros están jugando al póker. De hecho, artísticamente son muy apreciadas
por la extrema humanización de los personajes, ya que son perros con reacciones
y actitudes totalmente humanas.
Cassius Marcellus Coolidge fue un
artista neoyorkino que recorrió un largo camino para dedicarse a la pintura. De
hecho, su trayectoria estuvo plagada de altibajos e inseguridades que, no
obstante, no le impidieron crear algunas de las composiciones más sorprendentes
del mundo del arte moderno. El cuadro famoso de los perros jugando al póker es
un buen testimonio de su carácter y su afán por abrirse camino en el mundo del
arte, y su obra ha sido apreciada con el tiempo hasta ser considerada una de
las grandes contribuciones al arte de su tiempo.
Cassius Coolidge, conocido
vulgarmente como “Cash”, pintó la serie alrededor de 1894 con una idea en
mente: representar los gustos de la sociedad norteamericana de finales del
siglo XIX. Teniendo en cuenta que el póker caló hondo en el autor, se
entiende que utilizase este juego como leit motiv para sus representaciones.
Y es que cuando llegó a América
del Norte, se sabe que Coolidge quedó fascinado por el póker, un juego que
empezaba a ser considerado poco menos que una religión. Cada vez los
jugadores aumentaban más y el Texas Hold’em empezaba a atraer a cientos de
nuevos aficionados. Modalidad que, todo hay que decirlo, no es la
representada en la serie pictórica de Cassius.
Se sabe que estas composiciones
tenían como principal objetivo acompañar a algunas campañas publicitarias de la
época, de ahí el interés por representar varios intereses colectivos como
sociedad de una manera fiel pero estilísticamente diferente, jugando con
ese factor sorpresa. Teniendo en cuenta la importancia que estaba adquiriendo
este juego en la sociedad norteamericana, empieza a cobrar sentido la idea de
representar a perros jugando al póker en la mitad de las composiciones de la
serie.